lunes, 17 de enero de 2011

globalizar....

La empresa FIAT funciona desde 1939 en Mirafiori, Turín. Símbolo de la pujanza de la industria italiana, tradición del norte de la península, se ha vuelto en estos días la mejor imagen del mundo en que vivimos. La tan promocionada, declamada globalización lo único que ha globalizado hasta ahora, es el hambre, el egoísmo, la vergüenza de la condición humana, como han señalado los trabajadores en su bandera frente a la puerta de la planta industrial.
















La empresa aduce crisis de productividad y difunde amenazas de cierre. Hasta el mismísimo Berlusconi dijo que la Fiat se marcharía de Italia.
¿Que hicieron? Una consulta entre los cinco mil seiscientos trabajadores para que ellos decidieran si aceptaban o no entregar conquistas, aceptar reducciones de las condiciones laborales con la amenaza que si ganaba el No la empresa se marcharía de Turín hacia otro país mas ventajoso. El nuevo convenio colectivo debía ser firmado con la empresa en vez de seguir, como es tradición, el pacto nacional; y los trabajadores debían renunciar a algunos derechos adquiridos, entre ellos el de huelga y representación sindical y algunas bajas por enfermedad, además de recortar las pausas y la comida y de reordenar los turnos. El miedo a la miseria, discursos nacionalistas que apelaban a la tradición italiana de la empresa, internas gremiales,  consiguieron una ajustada aceptación de la resignación de derechos laborales adquiridos en años de lucha.
Tiempos Modernos.
La película de Chaplin hablaba de lo mismo, la explotación de las clases trabajadoras y el inicio de las luchas obreras con ese trapo rojo que equivocadamente Chaplin levantaba del piso y lo ponía al frente de la manifestación.

La lucha parece haber terminado. El monstruo de la desocupación y el hambre para generaciones que no han tenido guerras, que no han sufrido privaciones, parece dominarlo todo.



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