miércoles, 28 de abril de 2010

Van der Kooy, un joven brillante

Eduardo van der Kooy, columinsta político de Clarín en la actualidad siempre defendió las banderas de las instituciones, el periodismo independiente y la libertad.
No hay nada más lindo que pasar el día de la primavera con un presidente muy bien informado.




Para ver bien todos los detalles y el texto  CLIKEA en la imágen.

Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.
Ryszard Kapuscinski



Foto publicada por undiaperonista.blogpsot.com

lunes, 19 de abril de 2010

Marcha por la ley de medios














Las diferentes agrupaciones, partidos políticos, sindicatos; con sus banderas, bombos y estandartes se encolumnaban detrás de la camioneta que con su propaladora  encabezaba y trataba de ordenar la marcha sobre una avenida Callao a punto de completarse. Mucha gente sin pertenencia, sin banderas ni inscripciones se confundía entre los manifestantes y un poco más adelante partidarios del programa de televisión  y del grupo de facebook 678, uno de los grupos convocantes, se mostraban enfervorizados. El asfalto de la avenida estaba colmado. La vereda de la derecha se utilizaba como corredor para los que querían entrar, salir o adelantarse en la columna humana. A paso presuroso un grupo de muchachos  y chicas de tez morena, india, de la puna, del altiplano, vestidos con sacos blancos acharolados de carnaval y portando banderas muy coloridas de tonos rojizos, anaranjados y amarillos se adelantaban hacía el frente de la columna. La agrupación jujeña barrial Tupac Amaru, en su movimiento tímido, era acompañada por un cerrado aplauso de los porteños blancos, nietos de europeos, que se encontraban sobre la avenida. Banderas más pobres, rudimentarias, realizadas con sábanas y pintura negra identificaban a las radios comunitarias y zonales. Hacia adelante se dejaban ver escritores consagrados, artistas de televisión y teatro, periodistas adeptos a la causa, algunos diputados, dirigentes sociales. Los helicópteros de las cadenas de noticias sobrevuelan la muchedumbre. Cantos alegres, insultos al vicepresidente traicionero, panfletos que vuelan, bocinas, bombos, cornetas, la gente aplaude  y salta consignas contra los monopolios de prensa. La marcha pasa frente al Hotel Bauen, recuperado por sus trabajadores. Las empleadas del hotel en un balcón del primer piso agitan banderas argentinas y la marcha entera las aplaude. Atravesamos Callao, doblamos en Corrientes, más de quince cuadras de personas desfilan hacia el edificio de Tribunales. Los vecinos de la avenida Corrientes se asoman tímidos a espiar entre las cortinas de sus ventanas entrecerradas, algunos travestis salen a sus balcones y bailan como si fuera música disco. Bombas de estruendo, bombas de humo, largas filas de automóviles y ómnibus detenidas hacia los dos costados. Es hora pico, siete y algo de la tarde. La ciudad estalla, su arteria principal, avenida Corrientes está obstruida. Como la sangre la circulación de tránsito se detiene y la ciudad se infarta por todos los costados.
Al final, ya en Tribunales, donde algunas agrupaciones, de esas con oficio, profesionales, llegaron temprano evitando la marcha para colocarse bien cerca del palco y ser tomadas por las cámaras de televisión, la turba como en una desembocadura de un río va bañando la plaza frente al palacio hasta inundarla. Desde el palco se leen adhesiones, se proclaman consignas a favor de la ley de medios audiovisuales, de la pluralidad democrática, del derecho a la información, se defenestra a los monopolios insaciables que  enmudecen otras voces. Habla la representante de Abuelas de Plaza de Mayo, reclama por los nietos desaparecidos. En esta país se puede producir la gran paradoja, el gran cierre del círculo de la historia, el guión cinematográfico perfecto: los herederos del mayor imperio comunicacional de la Argentina, uno de los multimedios más grandes de América, sean hijos de desaparecidos apropiados ilegalmente en la dictadura militar. En una novela resultaría poco verosímil, en la realidad argentina no.
Sube Hebe de Bonafini, de la Madres. Clara, directa, noqueadora. Hebe tiene el gatillo fácil. No sabe de metáforas ni epifanías. Duro al mentón. La muchedumbre pide el knockout y Hebe se lo da.
Cincuenta mil personas, o algo más o algo menos. Hasta las cifras son material de lucha política entre los bandos. Catarsis colectiva. La gente se desconcentra. Las luces del palco se apagan, los ómnibus y los automóviles se ponen en marcha. La arteria se va limpiando. Fluye la sangre.

viernes, 16 de abril de 2010

Quincas Borba

La Compañia festeja dos años en la calle con la publicación del muy recomendable "Quincas Borba" del genial escritor brasileño Joaquim Maria Machado de Assis, en traducción de Marcelo Cohen (autor también de un posfacio).
























 "La ostentensible opinión del médico era que la enfermedad de Quincas Borba se iría disipando poco a poco. Un día nuestro Rubiao lo acompañó hasta la puerta de la calle y le preguntó cúal era el verdadero estado de su amigo. Oyó entonces que estaba perdido, completamente perdido; pero que no obstante él lo animara. ¿Para qué hacerle la muerte más penosa con una certeza..?

-No, de ninguna manera- interrumpió Rubiao-. Morir, para él, es asunto fácil. No he leído un libro que escribió hace años, pero sé que los asuntos de la filosofia...

-Sí. Pero una cosa es la filosofía y otra es morirse de veras. Adiós."

Quincas Borba,  J. Machado de Asiss, pag. 18.



miércoles, 14 de abril de 2010

Niños del mundo

Capitalismo.....













Estos niños son blancos, sajones, están abrigados, juegan y sonríen. Visten ropas de marca, de las que salen por televisión. Seguramente se alimentan y tienen todas las posibilidades. En la lotería de la vida salieron favorecidos con familias burguesas del primer mundo que les darán un porvenir promisorio y un fututro cierto.

más capitalismo....














Este niño es mestizo, latino, está desnudo, tira de un carro por las calles juntando desperdicios y come lo que encuentra o la caridad le da. Se alimenta una vez por día, con suerte, y en la lotería compró un billete que va directo a la basura. No sabe lo que es el porvenir y ni quiere imaginar su futuro.
Un niño como este recorre todos los días las calles de mi ciudad, Buenos Aires, recolectando papel y cartones para procurar alimentos para su familia. Cuandos deje de ser niño y sea adolescente seguramente limpiará parabrisas de los coches o acompañará a sus hijos a recolectar cartones y papeles. El intendente de mi ciudad los quiere meter presos, correrlos y muchos de mis vecinos lo apoyan. Les temen, desde sus automóviles último modelo, ven reflejados en sus ojos lo que nunca quieren ser.  Los más osados quieren bajar la edad de inimputabilidad para meterlos en las cárceles, los matarían si pudieran.
No pretendo la imposibilidad de un mundo eternamente feliz. Ni la utopía de un país con oportunidades para todos siquiera. 
Mi aldea, mi ciudad, las calles donde camino, las personas de mi barrio un poco menos indiferentes al dolor de los demás me alcanzaría.
Tengo la profunda convicción de que el sistema en el que vivimos, llamado capitalismo, es el que genera estas aberraciones. Es obvio me dirán. Cuento de niños.
Lo que no puedo entender entonces, si la sentencia anterior es tan universalmente verdadera, es como a casi nadie se le mueve un pelo. Cómo todos están tan resignados y aceptan simplemente lo que está dado. Como no hay millones en las calles diciendo, quejándose y tratando de cambiar el mundo.
Cómo no hay miles de intelectuales, científicos, escritores, artistas, pensando un mundo mejor, una forma más equitativa de vivir, una posibilidad de acabar con tanta injusticia.

 La Indiferencia, el arma más poderosa de este milenio. 


martes, 13 de abril de 2010

domingo, 11 de abril de 2010

Shakespeare

HAMLET.- Esta es la ocasión propicia. Ahora está rezando, ahora le mato... 
(Saca la espada, da algunos pasos en ademán de herirle; se detiene y se retira otra vez hacia la puerta.)

Y así se irá al cielo... ¿Y es ésta mi venganza? No, reflexionemos. Un malvado asesina a mi padre, y yo, su hijo único, aseguro al malhechor la gloria; ¿no es esto, en vez de castigo, premio y recompensa? Él sorprendió a mi padre acabados los desórdenes del banquete, cubierto de más culpas que mayo tiene flores... ¿Quién sabe, sino Dios, la estrecha cuenta que hubo de dar? Pero, según nuestra razón concibe, terrible ha sido su sentencia. ¿Y quedaré vengado dándole a éste la muerte, precisamente cuando purifica su alma, cuando se dispone para la partida? No, espada mía, vuelve a tu lugar, y espera ocasión de ejecutar más tremendo golpe. 
Cuando esté ocupado en el juego, cuando blasfeme colérico, o duerma con la embriaguez, o se abandone a los placeres incestuosos del lecho, o cometa acciones contrarias a su salvación, hiérele entonces; caiga precipitado al profundo, y su alma quede negra y maldita, como el infierno que ha de recibirle.
(Envaina la espada.)
Mi madre me espera. Malvado, esta medicina, que te dilata la dolencia, no evitará tu muerte.



viernes, 2 de abril de 2010

Orgullo

Rio de Janeiro, Marzo de 2010. Caminar por las calles de Copacabana entre músicos callejeros, surfers con sus tablas estridentes, vendedores ambulantes de lo que quieras imaginar; esquivando impresionantes camionetas con sus vidrios blindados o saludando buscavidas, sobrevivientes del sistema que ahogan en cerveza su desdicha; es similar a las situaciones que se enfrentan  al caminar por cualquier ciudad occidental capitalista.
Sin embargo, allá en el fondo de su existencia, hay algo que iguala a todos estos personajes que deambulan por sus calles. Se deja ver en Carnaval, en las formas de esperar el nuevo año los 31 de diciembre, cuando toda la ciudad, dos millones de personas, se encuentran en las arenas de la playa a esperar juntos la esperanza.  El orgullo de pertenecer a un lugar, de compartir la misma escencia. Ser Carioca.