jueves, 7 de octubre de 2010

Vargas Llosa


















Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura.

Una sola obra, "Conversación en la Catedral", de toda su vasta literatura, justifica el galardón.

"Pero la víspera del día fijado para la despedida al anochecer, cuando Carlitos y Santiago volvían a la redacción después de comer en la cantina de "La Crónica” vieron a Becerrita desplomarse sobre su escritorio articulando un desesperado carajo. Ahí estaba su cuadrado cuerpecillo carnoso desmoronándose, ahí los redactores corriendo. Lo levantaron: tenía la cara arrugada en una mueca de infinito disgusto y la piel amoratada.
Le echaron alcohol, le aflojaban la corbata, le hacían aire. Él yacía congestionado e inánime y exhalaba un ronquido intermitente. Arispe y dos redactores de la página
policial lo llevaron en la camioneta al hospital; un par de horas después llamaron para avisar que había muerto de un ataque cerebral. Arispe escribió la nota necrológica, que apareció en un recuadro de luto: Con las botas puestas, piensa. Los redactores policiales habían hecho semblanzas y apologías: su espíritu inquieto, su contribución al desarrollo del diarismo nacional, pionero de la crónica y el reportaje policial, un cuarto de siglo en las trincheras del periodismo.
En vez de la despedida de soltero tuviste un velorio piensa. Pasaron la noche del día siguiente en casa de Becerrita, en un vericueto de los Barrios Altos, velándolo. Ahí estaba esa noche tragicómica, Zavalita, esa barata farsa. Los reporteros de la página policial estaban apenados y había mujeres que suspiraban junto al cajón en esa salita de muebles miserables y viejas fotografías ovaladas que habían oscurecido de crespones.
Pasada la medianoche, una señora enlutada y un muchacho entraron a la casa como un
escalofrío, entre alarmados susurros: ah caracho, la otra mujer de Becerrita; ah caracho, el otro hijo de Becerrita."

Conversación en la Catedral. fragmento, Mario Vargas Llosa

No hay comentarios: