Ayer entré a la librería de usado que voy siempre y revolviendo encontré un libro de José Donoso, "La desesperanza", novela del año 1986.
Me fuí a un bar, la empecé a leer, nunca había leído a Donoso, aunque siempre tuve intenciones.
La novela tiene más de trescientas páginas, es literatura de la buena, palabras mayores.
Les dejo un párrafo de las primeras páginas que me gustó mucho y te deja pensando:
“ Por eso la transformación de ahora: distinta a las de los escenarios justamente porque se trataba de no actuar sino de ser, y lo que antes él podía ser ahora sólo podía actuarlo. Sentía extinguirse su triunfo, pero sin nostalgia porque antes se le extinguió el convencimiento, y esto lo dejó sin crédito para sobrevivir. Ahora - no se daba cuenta su agente- no se trataba de conquistar nada ni a nadie, sino de ser. ¿Pero ser qué? ¿Isla, nubarrón, cerro, figura que para esconder su identidad brumosa se encorva sobre la humareda de los palos de coigüe empapados? Ser otro, ser algo, alguien desconocido a sus treinta y cuatro años, descifrar ese contorno disuelto en el humo, atender a otras voces más inciertas que su música y su revolución...”
("La desesperanza, José Donoso, pág. 15)
Me fuí a un bar, la empecé a leer, nunca había leído a Donoso, aunque siempre tuve intenciones.
La novela tiene más de trescientas páginas, es literatura de la buena, palabras mayores.
Les dejo un párrafo de las primeras páginas que me gustó mucho y te deja pensando:
“ Por eso la transformación de ahora: distinta a las de los escenarios justamente porque se trataba de no actuar sino de ser, y lo que antes él podía ser ahora sólo podía actuarlo. Sentía extinguirse su triunfo, pero sin nostalgia porque antes se le extinguió el convencimiento, y esto lo dejó sin crédito para sobrevivir. Ahora - no se daba cuenta su agente- no se trataba de conquistar nada ni a nadie, sino de ser. ¿Pero ser qué? ¿Isla, nubarrón, cerro, figura que para esconder su identidad brumosa se encorva sobre la humareda de los palos de coigüe empapados? Ser otro, ser algo, alguien desconocido a sus treinta y cuatro años, descifrar ese contorno disuelto en el humo, atender a otras voces más inciertas que su música y su revolución...”
("La desesperanza, José Donoso, pág. 15)
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