miércoles, 30 de diciembre de 2009

Para los adherentes de la mano dura

En este año que se va los partidarios de la mano dura, la represión y la pena de muerte coparon los medios, los micrófonos, las pantallas y las páginas. La calle se hizo eco y repite confundida. Un mensaje de fin de año, para frenar un poquito, tanto odio y desesperanza. Un fragmento de un libro, por supuesto, como siempre:

"Sólo resta mencionar una predicción que mi Bombero jefe, Beatty, hizo en 1953, en medio de mi libro. Se refería a la posibilidad de quemar libros sin cerillas ni fuego. Porque no hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe. Si el baloncesto y el fútbol inundan el mundo a través de la MTV, no se necesitan Beattys que prendan fuego al kerosene o persigan al lector. Si la enseñanza primaria se disuelve y desaparece a través de las grietas y de la ventilación de la clase, ¿quién, después de un tiempo, lo sabrá, o a quién le importará?
No todo está perdido, por supuesto. Todavía estamos a tiempo si evaluamos adecuadamente y por igual a profesores, alumnos y padres, si hacemos de la calidad una responsabilidad compartida, si nos aseguramos de que al cumplir los seis años cualquier niño en cualquier país puede disponer de una biblioteca y aprender casi por osmosis; entonces las cifras de drogados, bandas callejeras, violaciones y asesinatos se reducirán casi a cero. Pero el Bombero jefe en la mitad de la novela lo explica todo, y predice los anuncios televisivos de un minuto, con tres imágenes por segundo, un bombardeo sin tregua. Escúchenlo, comprendan lo que quiere decir, y entonces vayan a sentarse con su hijo, abran un libro y vuelvan la página"


Ray Bradbury (prólogo de Farenheit 451, pag. 8)


Buen año para todos los que nos siguen. Y gracias.

jueves, 10 de diciembre de 2009




El silencio es el ruido más fuerte, quizás, el más fuerte de todos.

Miles Davis


martes, 8 de diciembre de 2009

La muerte de Leopold Gursky

Leopold Gursky empezó a moriri el 18 de agosto de 1920.
Murió cuando aprendía a andar.
Murió cuando salía a la pizarra.
Y, una vez, también cuando llevaba una bandeja muy pesada.
Murió cuando ensayaba una firma nueva.
Cuando abría una ventana.
Cuando se lavaba los genitales en el baño.


Murió solo porque lo violentaba llamar por teléfono.
O murió pensando en Alma.
O cuando decidió no pensar.


En realidad, no hay mucho que decir.
Fue un gran escritor.
Se enamoró.
El amor fue su vida.


De la novela "La historia del amor" de Nicole Krauss.
Seguramente, uno de los mejores libros que leí este año.